Dicen que la moda es cíclica, pero esto no lo vimos venir.
Las calles se llenan de vestidos fluidos, camisas bordadas… y sí: zapatos de abuela. Kaia Gerber, siempre un paso por delante, ya los pasea con soltura. Pero esta vez no es solo una tendencia: es un gesto, un susurro a lo clásico que vuelve con una fuerza sorprendente.
No tienen tacones de vértigo ni plataformas estrambóticas. Tampoco strass ni logos gigantes. Tienen algo mejor: memoria, nostalgia y estilo.
Tacón sensato, puntera redonda… y un aire melancólico
Puede que los llevara tu madre en las fotos de su juventud, o tu abuela en las bodas de los años 60. Piel negra, lazo pequeño, hebilla plateada. Son cómodos, suaves y (ahora lo sabemos) increíblemente estilosos.
Kaia los combina con vestidos de lunares, como recién salida de una película de los 50. Pero también con jeans desgastados, camisetas blancas y bolsos minimalistas. Y ahí está la clave: no se trata de parecer antigua, sino de reinterpretar lo de antes con mirada de ahora.

El poder de lo que no grita
En un momento en el que todo parece gritar por atención, este calzado susurra con elegancia. No necesita likes, solo pasos firmes. No pide permiso, solo espacio para caminar cómodo, bonito y sin prisas.
Las insider de moda lo saben: el lujo silencioso está de vuelta, y los zapatos de abuela son su carta de presentación. Son el antónimo perfecto del hype. Y por eso, quizás, son tan deseables.
¿Quién dijo que lo clásico era aburrido?
Valentino los sube a la pasarela con medias de encaje. En Zara ya cuelgan de las perchas más virales. Y Pretty Ballerinas los convierte en joya con suela.
¿Lo mejor? Puedes llevarlos con casi todo.
- Con falda midi y camiseta para un brunch.
- Con vaquero y blazer para la oficina.
- Con calcetines blancos y mini vestido si te atreves a ir más allá.
La tendencia más inesperada… y más real
No son solo zapatos. Son una declaración: quiero estar cómoda, pero verme bien.
Quiero caminar sin prisa, sin dolor, sin renunciar al estilo. Quiero conectar con algo que ya estaba, pero ahora brilla distinto.
Y tú, ¿estás lista para darle una segunda vida a lo que creías olvidado?